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Imagen extraida de elprimerpasoalmiedo.blogspot.cl |
No
comprendo cómo fue que llegamos a esto ¿En qué nos equivocamos? Pero Dios
siempre hace las cosas por algo, él nos enseña a obedecer... yo inculqué el
respeto en todos los habitantes de este pequeño e inocente pueblo y aun así
pecaron, pecamos todos y Dios nos castigó con su puño por decepcionarlo; nos
merecemos esto, pero no entiendo, como es que tantos habitantes, con los que
compartí las palabra de Dios, ahora están muertas y ejecutadas al estar ligadas
con la brujería. Fallé en mi misión como pastor del rebaño que es este pueblo e
incluso fallé en la misión de educar a mi familia. Les contaré como fue que
todo esto pasó.
Esperábamos al reverendo Hale, quien era la solución que yo veía para
que todo el mal ocurrido se solucionara de la manera más austera posible, pero,
aún con él, nada se solucionó. Mientras ustedes leen tranquilamente estas
palabras, el pueblo que era mi responsabilidad se hunde aún más en la oscuridad,
donde solo el perdón de nuestro Padre nos podrá rescatar... volviendo con la
historia... el reverendo llegó. Hubo mucho disturbio, hasta que el reverendo
escuchó de los labios del señor Putnam "No soporta oír el
nombre del señor, reverendo, esa es una señal segura de brujería" (Miller, 2013), el
reverendo Hale lo corrigió de inmediato; sus investigaciones no se
basaban en especulaciones vanas, el no niega la existencia del demonio, ni nada
menos, pero, basado en su conocimiento, el diablo tiene actos más precisos, que
se dilucidan perfectamente en donde quiera que esté o haya estado, no se basaba
en cuentos de magia. Nos pidió que confiáramos en su juicio. Yo ya no podía con
la incertidumbre. Comenzó haciendo unas preguntas a los presentes, luego se dirigió
a las faldas de la cama de Betty, la intentó hacer despertar, pero se le
escurrió entre los brazos, enseguida recitó unas palabras en latín "In
Nomine Domini Sabaoth sui filiique ad infernos”, frase que perturbaría
al mismísimo Satán, pero nada... hizo llamar a mi sirvienta, Tituba, yo no
tenía idea de que ella estaba involucrada. La interpeló, y ella confesó. No lo
podía creer. En eso mi Betty se incorpora en la cama y comienza a recitar una
lista casi infinita de nombres de personas que ella había visto que
"ayudaban al diablo" y Abigail se le une a recitar nombres.
Tenían a más de treinta y nueve personas de Salem apresadas por
brujería. Estuve presente cuando sacaron de su casa a Elisabeth Proctor, por
tener una simple muñeca sobre la chimenea. Abigail me robó y se fue con otras
muchachas, tal vez por miedo. Después de siete juicios y aplicaciones de sentencias
(personas ahorcadas y aplastadas), di la autorización para que el reverendo
Hale entrara a ver a las personas acusadas en su celda. Yo sabía que Hale podía
hacer algo por ellas, intentamos convencer a Proctor, para que confesara
-aunque no fuera verdad-... y lo hicimos, pero su deseo de no hacer público su
confesión con su nombre y firma, lo llevó directo a su muerte.
Realmente fue un suceso que espero olvidar pronto. Sobretodo la muerte de mi marido, John Proctor, como lo extraño. Ahora solo rezo por su descanso eterno. Muchos me pregunta si quiero venganza, aparte de que eso no es lo que hace un buen cristiano, yo solo les digo que este tipo de acusaciones sin sentido nunca acabarán.
ResponderEliminarEstos casos me afectaron en lo más hondo de mi alma. Todos me veían como la salvación, pero solo Jesús puede jactarse de eso. Intenté salvar a toda la gente culpada, sabía que podían ser liberados de los insensibles brazos del Diablo. Pero no pude con todos. Lo siento señora Proctor.
ResponderEliminarAun no veo concebible que todas estas cosas hayan pasado en mi pueblo. Como una buena cristiana, devota a la iglesia, y las buenas costumbres, a mi y ha mi familia no nos ha afectado... Ruth solo estaba enferma; ella no se ha relacionado ni se relacionará con actos y cosas demoníacas jamás. Creo que este pueblo se está atiborrando de personas alejadas de Dios. Tal vez me mude.
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